Le preguntaré a aquel robot, parece de fiar

Hace tiempo que se demostró que la robótica no es solo algo de ciencia ficción. Poco a poco (y cada vez más rápidamente) distintos tipos de robot están empezando a entrar en nuestras vidas y en nuestras casa para hacernos la vida mucho más fácil. Desde los sencillos robots aspiradora que limpian la casa a conciencia hasta los más complejos robots médico que se usan en japón y que son capaces de atender las peticiones y las necesidades de los pacientes cuando los doctores no están disponibles. Pero, si los robots pueden ser incluso más inteligentes que nosotros, ¿son acaso de fiar?

Muchos países, adelantándose a los acontecimientos, ya han empezado a incluir una legislación acerca de los robots y su lugar en la sociedad, así como de sus normas y su naturaleza. La primera nación que lo hizo fue Corea del Sur, con la llamada "Carta de ética robótica" y que estaba basada en las tres leyes de la robótica creadas por Asimov, un bioquímico y escritor que incluyó estas directrices en sus novelas:
  1. Un robot no puede hacer daño a un ser humano ni permitir que se lo haga.
  2. Un robot debe obedecer siempre a un ser humano, siempre que esto no entre en conflicto con la Primera Ley.
  3. Un robot debe proteger su propia existencia mientras esto no entre en conflicto con las dos primeras leyes.
Así, lo que fue ficción se convirtió en una ley real que llevan incrustada todos los robot procedentes de Corea. Por su lado, Inglaterra aprobó en mayo su propia legislación, y con la ayuda de un grupo de expertos creó sus propias leyes de la robótica, más ajustadas a la realidad:
  1. Los robots son herramientas multiusos que no deben ser diseñadas para dañar o matar a un ser humano, excepto si lo que prima son intereses de seguridad nacional.
  2. Los creadores de cada robot son responsables de que estos cumplan las leyes vigentes y los derechos humanos fundamentales.
  3. Los robots deben ser diseñados de manera que se asegure su protección y seguridad.
  4. Los robots son máquinas y no deben ser diseñados de manera que pueda inducir a error. Deben dejar claro cuál es su naturaleza.
  5. Cada robot debe tener un responsable legal reconocido.
Así pues, quedan claras las leyes y formas que debe cumplir un robot. Lo que no queda claro es que tipo de interacción podrán llegar a tener con los seres humanos. Los últimos estudios demuestran que el cerebro de las personas se comporta de manera casi idéntica cuando ve actuar a otra persona que cuando lo que está observando es un robot. Sienten la misma lástima, compasión y felicidad por él que por cualquier otra persona, y se crean lazos de cariño muy similares. Quizás incluso podríamos llegar a enamorarnos de un robot.

Quizás esta pauta cerebral es la que llevó a la Unión Europea a regular la relación que los seres humanos debían establecer con los robots, aprobando como válida la relación "compañeros". Así, aunque el robot deberá obedecer en la medida de lo posible a un humano, este podrá darle consejos o discutir las órdenes que se le den, para realizar mejor la tarea o incluso para negarse a hacerla si esta es contraproducente.

Y para los que pensáis que todavía estamos a años luz de ver robots completos, con cerebro y habilidades similares a los de los humanos, os cuento que la UE ya ha empezado la fabricación del que será el robot más completo construido hasta la fecha. Un robot que piensa, siente y actúa como lo haría un humano, y con un precio de fabricación lo suficientemente asequible para que al menos cada familia en el mundo desarrollado pueda tener acceso a uno de estos ayudantes de hojalata. Habrá que estar ojo avizor, no vayan a intentar dominar el mundo...

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