La luna que se siente sola

Nuestro satélite por excelencia ha sido fruto de admiración desde el día en que los seres humanos echamos la vista al cielo. Sus propiedades son casi mágicas: solo aparece de noche, cada día tiene una forma diferente y emite una preciosa luz plateada. Hay ha estado siempre para su contemplación y para hacer las delicias de los enamorados: maravillosa y sola... ¿o quizás no tanto?

Ayer, unos reputados científicos publicaron en la revista Nature los resultados de sus investigaciones sobre la Luna, llegando a la conclusión de que hace millones de años, la Tierra tenía dos satélites. Los astrónomos se toparon con esta posibilidad mientras estudiaban el fenómeno por el cual la cara oculta de la Luna presenta un relieve mucho más rugoso que su lado opuesto. Al final, los investigadores llegaron a la conclusión de que la Tierra tuvo dos satélites, uno de ello 25 veces más pequeño que la Luna y con un tercio de su anchura, lo que provocó que está atrajera demasiado a su hermana pequeña y terminaran chocando la una contra la otra. 

Así pues, la Tierra estuvo miles de años con una Luna de forma irregular, hasta que la rotación de la misma y las fuerzas de la gravedad hicieron su trabajo y le concedieron de nuevo su forma redondeada, no sin dejar una pequeña pista para que todos pudieran descubrir su pasado, la rugosidad de la zona donde impactó el satélite...

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