Cómo cazar a un mentiroso

Uno de los peores inventos de la humanidad bien podrían ser las mentiras. Alguien que puede mentir sin que le descubran, puede manipular y aprovecharse de otras personas con suma facilidad. Sin embargo, al igual que en muchos otros ámbitos de la vida, los mentirosos realizan ciertas acciones que nos pueden ayudar a descubrirlos, como indica el profesor de psicología en la Universidad de California, Edward R. Geiselman que nos brinda nueves pistas para detectar si alguien nos está mintiendo:


  • Los mentirosos suelen dar pocas explicaciones cuando se les pregunta. Contrariamente a lo que se piensa, los mentirosos no suelen crear complicadas coartadas y se limitan a negar aquello de lo que se les acusa.
  • Tienden a autojustificarse, incluso a pesar de que no se le hayan pedido demasiadas explicaciones.
  • Suelen repetir las preguntas antes de contestarlas, probablemente para ganar tiempo mientras inventan rápidamente una respuesta.
  • Suelen estar más atentos de lo normal a la respuesta de su interlocutor para comprobar si la mentira está funcionando.
  • Suelen aumentar la velocidad al hablar a medida que avanza la conversación. Al principio comienzan lentamente para inventarse la historia, y posteriormente aumentan el ritmo porque piensan que ir demasiado lento será un motivo de sospecha.
  • Tienden a acortar las frases y no terminarlas.
  • Presionar los labios, jugar con el pelo y apuntar las manos hacia uno mismo suele ser signo de que alguien está mintiendo.
  • Si se le piden más explicaciones acerca de lo ocurrido, alguien sincero negará rotundamente lo ocurrido y dará más escusas que apoyen su tesis. Un embustero simplemente negará lo ocurrido.
  • Cuando se les pregunta por temas difíciles, una persona sincera apartará la mirada durante varios minutos para encontrar la respuesta, un mentiroso solo se desviará unos minutos.
Teniendo en cuenta estas nueve pautas de comportamiento, casi cualquier persona sería capaz de detectar cuando alguien le está mintiendo, así que ya sabéis. ¡Qué no os vuelvan a engañar nunca!

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