Cómo hablar de lo ocurrido en Japón y no parecer un idiota (y III)

LA CENTRAL NUCLEAR DE FUKUSHIMA Y EL DESASTRE NUCLEAR
A día de hoy medio mundo se mantiene en vilo ante lo que ocurre en la central nuclear de Fukushima, que resultó gravemente dañada tras el terremoto y el tsunami y ahora carece de electricidad, una electricidad necesaria para mantener los reactores fríos y evitar que estos exploten. Pero antes de entrar con el problema, vamos a hablar un poco de cómo funciona una central nuclear.

La energía nuclear se basa en la obtención de energía a través de un material radiactivo, normalmente uranio normal o enriquecido, que contiene entre un 3% y un 5% de uranio-235, el verdadero combustible de la central. Este material es bombardeado por un neutrón, y este parte el núcleo generando una cantidad ingente de energía (1g de uranio genera una energía similar a la generada por 1 tonelada de carbón) además de generar dos nuevas sustancias: el kriptón y el bario. Estos materiales son altamente radioactivos (al igual que el uranio) y una exposición a los mismos resulta letal para cualquier ser vivo. 

Dicho esto, vamos a analizar como funciona un reactor nuclear, este está formado principalmente por tres partes:
  1. El núcleo del reactor. Está formado por una serie de varillas con el combustible nuclear compuestas por unos pequeños cilindros de óxido de uranio. Suele medir unos 3,5 metros de diámetro y 3,5 de altura, y está encerrado en un recipiente de acero resistente a la presión.
  2. La vasija del reactor. Se trata de un inmenso búnker de hormigón que evita la salida de la radiacción del núcleo al exterior.
  3. La tercera parte es un edificio de hormigón armado que evita la salida de material radiactivo si la vasija o el núcleo resultan dañados.
A parte se tiene también un sistema de refrigeración que suele usar agua para enfriar el núcleo. Lo que ha ocurrido precisamente en Fukushima es que este sistema ha fallado, provocando el calentamiento excesivo del núcleo del reactor, que ha comenzado a derretirse. A esas temperaturas tan extremas, la vasija del reactor se ha roto, y previamente, en las explosiones ocurridas hace unos días, el edificio de hormigón también ha presentado roturas, dejando escapar material radioactivo (letal en muchos casos) a la atmósfera.

El problema llega si no se consigue frenar el calentamiento del núcleo del reactor. El sistema de funcionamiento de una central nuclear es similar a una bomba atómica, y si el reactor se calienta demasiado puede llegar a explotar generando efectos similares al de la bomba atómica, pero a una escala mucho mayor, ya que una central nuclear contiene mucho más uranio que una bomba. 

La exposición a la radiacción puede causar cáncer, tumores, malformaciones en los fetos y en muchos casos, la muerte. Además, la zona afectada (que estaría en torno a los 100km de radio) quedaría infértil e inhabitable durante varios centenares de años. 

Si queréis más información, podéis buscar en Google sobre lo ocurrido en la central nuclear de Chernobil. Por desgracia, lo único que se puede hacer es esperar y desear que los operarios de la central que se están jugando en estos momentos la vida por el resto del mundo, consigan enfriar los reactores, pues el gobierno japonés prevee que para dentro de dos o tres días podría restablecerse la electricidad en la central, lo que pondría de nuevo en marcha los sistemas de refrigeración. Esperemos que no sea demasiado tarde...

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